“La pobreza y la indigencia se han ensañado con nuestros compatriotas. Los números hablan por sí solos y cada número tiene un rostro, una historia de sufrimiento y desesperanza que tenemos que revertir de manera urgente”, decía Nicolás Meyer, director Ejecutivo de Cáritas Argentinas, al presentar la “Radiografía de la pobreza en la Argentina”, un reporte en el que también trabajó el Observatorio de la Deuda Social de la UCA. “Es demoledor; trasciende los gobiernos que tuvimos en diferentes momentos y también las crisis, pero no pudimos bajar ese 30% de la población bajo la línea de pobreza”, señala el también docente y consultor en temas de Economía Social. En su visita a esta ciudad, para encabezar la colecta anual de Cáritas, Meyer dio una entrevista a LA GACETA en la que planteó que el desafío de la políticas es articular todos los programas sociales existentes, con el fin de focalizarlas y, así, comenzar a reducir los alarmantes índices de pobreza.
-¿Qué reflexión podemos hacer acerca del futuro del país cuando las estadísticas nos marcan que seis de cada 10 niños están o estuvieron en situación de pobreza?
-Creo que, en esta cuestión, hay que hablar más de la primera infancia, de los 1.000 primeros días desde la gestación y no sólo de los que están en edad de escolarización. Allí es donde se puede contribuir al desarrollo de todas sus capacidades físicas, emocionales y cognitivas, que tiene que ver con la seguridad alimentaria. En ese proceso, tiene un gran impacto un hábitat seguro para que ese niño pueda crecer de manera cuidada. Es allí donde deben apuntar más las políticas públicas, de manera integral e inteligente. Hoy vemos muchas descoordinación.
-El diagnóstico que hicieron marca otra realidad: uno de cada 10 personas experimenta hambre de manera cotidiana...
-Esa cifra de inseguridad alimentaria es muy dura y nos interpela a continuar con estas acciones de asistencia. No es que hay que dejar de lado el asistencialismo social, pero sin promoción humana a través de planes de trabajo, educación y mejoramiento del hábitat, se convierten en meros paliativos en momentos críticos como los que vivimos.
-¿Cuál cree que debe ser la conducta no sólo del Gobierno, sino de la sociedad toda frente a esto?
-Cuando sacamos informes de pobreza son para coordinar acciones en una organización como Cáritas que cuenta con 40.000 voluntarios en todo el país. Llegamos a lugares muy alejados porque muchos de esos voluntarios son de esa misma comunidad. Al Estado le cuesta llegar con constancia; a veces se percibe que hay una acción espasmódica. Para Cáritas, la colecta anual es un tiempo que nos permite contar cómo es nuestro trabajo diario para cambiar la situación de los más necesitados.
-Como especialista en Economía Social, ¿existen herramientas para subsistir frente a una inflación que genera más pobres?
-A los primeros que golpea la inflación es a los más pobres, porque viven del día a día, de la subsistencia cotidiana. Entonces, creo que es necesario trabajar más en la seguridad alimentaria, para que todos los argentinos tengan acceso más económico a esos alimentos y no solamente para llenar la panza. También son importantes los valores nutricionales. Creo que hay que acortar la cadena entre productores y consumidores. En Cáritas buscamos que la familia pueda volver a cocinar en su casa, tratando de mejorar el acceso a esos alimentos.
-¿Cuál ha sido el momento más complicado que has vivido desde que es director de Cáritas?
-Lo que más me impactó es ver y asistir a familias que viven en basurales a cielo abierto. Es una realidad muy dolorosa, de extrema vulnerabilidad, donde ni siquiera tienen lo servicios básicos.
-Monseñor Gustavo Carrara, vicepresidente de Cáritas, ha descripto que hay 5.687 barrios populares en todo el país, sin servicios básicos. ¿Cuántos argentinos son?
-Casi cinco millones de personas. Te encontrás con que esas villas sin servicios básicos son nuevas, de los últimos cinco o 10 años. Es un escenario en el que la política habitacional oficial debe tomar más en cuenta. Las que están no le ganan a la velocidad del aumento de la pobreza; muchas llegan tarde. Es fundamental hacer una agenda de acuerdos y de consensos para erradicar la pobreza.
-Si tuviera la posibilidad de tomar decisiones, ¿qué haría?
-Que los programas y políticas del Gobierno, en todos los ámbitos, trabajen de manera más articulada, no que cada una tenga su propia agenda o lineamiento. Le complicamos la vida a las familias que requieren esa asistencia y que, en muchos casos, llega focalizada. Se requiere de una distribución más integral y organizada con la sociedad civil. Es un doble esfuerzo que potencia cualquier lucha para combatir la pobreza.
Informe
“Hay un 60% de la población que, en algún momento, ha sido pobre en los últimos años”
En la “Radiografía de la pobreza en Argentina, ¡es urgente acortar distancias!”, Cáritas Argentina y el Observatorio de la Deuda Social de la Universidad Católica Argentina (UCA) reflejaron un análisis exhaustivo de la grave situación que atraviesa el país y las políticas sociales desplegadas para atenderla. Al mismo tiempo que durante la última década, tres de cada 10 argentinos nunca dejaron de ser pobres, siete de cada 10 lo fueron al menos en algún momento. En este contexto, cuatro de cada 10 argentinos son pobres tanto por ingresos como por privaciones elementales, y, entre ellos, uno de cada 10 experimenta hambre de manera cotidiana. El estudio examina también la problemática del mercado laboral, en donde desde hace más de una década, sólo 4 de cada 10 trabajadores tiene un trabajo digno, a la vez que el 60% de la población activa tiene un empleo precario, un trabajo de indigencia o está desocupado. “Hay 5.687 villas o barrios populares en nuestro país. Miles de familias con acceso muy limitado a servicios básicos. Ahí está el núcleo duro de la pobreza. Son barrios de trabajadores que tienen deseos: una tierra para tener su hogar y un trabajo para sostener a sus familias. Tierra, techo y trabajo son los anhelos de todos los argentinos”, planteó Monseñor Gustavo Carrara, Obispo Auxiliar de Buenos Aires, vicepresidente de Cáritas Argentina. En tanto, Agustín Salvia, director del Observatorio de la UCA, señaló que el problema argentino es que esta pobreza no es nueva- “No hemos logrado encontrar las coordenadas de una política de estado capaz de dar respuestas a las necesidades de trabajo y de desarrollo humano de nuestra sociedad”, expresó. “Hay un 60% de la población que ha sido pobre en algún momento en los últimos años, casi del 30% lo ha sido de manera permanente; mientras que sólo uno de cada tres argentinos no conoce la pobreza”, expuso al presentar el diagnóstico.
Una colecta anual
Las donaciones se reciben en parroquias, a través de alcancías callejeras y por vía electrónica
La Colecta Anual de Cáritas, que bajo el lema “Tu compromiso acorta distancias”, se realiza en todas las parroquias del país. Como es una tradición, también se verán las alcancías en calles y esquinas. A su vez, se podrán efectuar donaciones de forma electrónica. En 2021, la recaudación total de la Colecta Anual fue de $ 218,6 millones, un 73,3% más respecto de 2020. El dinero se destina al sostenimiento de programas de ayuda inmediata y de desarrollo humano integral que Cáritas desarrolla a lo largo del año. Además de las necesidades básicas, se impulsan proyectos relacionados con microemprendimientos productivos y de autoconsumo, capacitación laboral, inclusión educativa, abordaje pastoral y comunitario de las adicciones, cuidado de la primera infancia y jardines maternales, entre otras actividades.